Los supuestos novedosos debates sobre el arte en nuestra época, industrializada e informatizada, reabren el reciente teorema “La obra de arte en la época de la reproductibilidad” (1935) de Walter Benjamin, filósofo y crítico literario marxista y filósofo judeo-alemán, de principios del siglo XX.
“El aura” que Benjamin imponía como centro rotativo de su teoría, no se diferencia en absoluto del “alma” de los libros tradicionales, frente a la frialdad de los libros electrónicos. Para el autor americano, este término es una forma de la experiencia estética que se encuentra en el contacto con la obra original, y que la reproducción en masa consigue destruir. Se ha perdido la capacidad de comunicación “cara a cara” del autor con el público. La interacción con el autor se ha perdido, y con ello la esencia misma del arte.
En esta obra, Benjamin hace una dura crítica sobre las nuevas formas de reproducción en el arte: “la obra de arte ha sido susceptible de reproducción: lo que los hombres habían hecho, eran copiado por otros hombres”. Incluso, a través del “aura” generaciones venideras podrían estudiar la sociedad donde se encuadraba la obra de arte. Frente a esto, la reproducción técnica de la obra de arte la convierte en un objeto manipulable. Incluso neutraliza la relación entre el autor y el público, y desplaza el valor cultural por el de “pura exhibición”.
La tecnología y el arte, un debate que se extenderá a lo largo del tiempo, y que debemos solucionar.
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