Esta mini-sección dentro de la etiqueta Donde... en Madrid no solo está dedicada a las personas que vivitan Madrid de vez en cuando o que vienen a conocer nuestra ciudad, si no también a los que vivimos aquí que muchas veces, por unos motivos o por desconocer de su existencia no tememos tiempo de visitar los rincones tan bonitos que tiene nuestra ciudad.
Comencemos por uno de los rincones menos conocidos pero más elegantes de la ciudad, El Mercado de San Miguel.
Historia
El Mercado de San Miguel fue edificado entre 1913 y 1916 por Alfonso Dubé y Díez. Se inspiraba en otros mercados europeos realizados con estructura de hierro como por ejemplo Las Halles de París. Sin embargo, la actividad comercial de la zona es mucho anterior y se remonta a un mercado al aire libre. En siglos anteriores se hallaba en la zona una parroquia que dicen que fue donde se bautizó Lope de Vega. En 1790 se produjo un incendio que destruyó parte de la estructura. A pesar de ser rehabilitado quedó profundamente dañada, tanto que 14 años después Juan de Villanueva recomendaba su demolición. Esta se produjo en 1809 por orden de José Bonaparte, dejando lugar a una plaza pública donde se celebraba un mercado al aire libre. Posteriormente, ya a comienzos del siglo XX, se inauguró el Mercado de San Miguel.
Hace apenas un años el Mercado ha sufrido una nueva remodelación convirtiéndolo en uno de los sitios más chic de la capital. Es un lugar de tapas que todo ciudadano o turista debe visitar. Merece la pena degustar los productos del interior o al menos contemplar su estructura y el lugar donde se encuentra empalizado, cerca de la Plaza Mayor. En él podemos encontrar delicatesen en todos los sentidos: vinos, cervezas, champagne, aperitivos, salados y estupendos dulces; así como comprar fruta, pescados y carne de lo más selecto de Madrid.
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